A veces, la vida no es suficiente.
Una vida no es suficiente.
Estamos ciegos de poder:
poder esto, aquello, cualquier cosa.
Embanderados, así vivimos,
envueltos en la bandera negra
de yo me sé todas las respuestas.
El amor apura el paso;
los fantasmas, encorvados, retroceden...
Porque moriremos de ternura,
y nos encantará ese fuego.